lunes, 17 de enero de 2011

El currículo oculto: el carácter de la escuela


     Hablar de Educación para la Salud incluye la preocupación por el desarrollo social, interpersonal y afectivo de los alumnos, no solo en el aspecto físico. Sin embargo, tristemente podemos darnos cuenta que no es a través del currículo formal como se genera este desarrollo sino  través del "curriculo oculto", definido por la atmósfera de la escuela, sus modos de comportamiento, disciplina, actitudes hacia los alumnos y valores impuestos.
   De esta forma podemos ver, que aunque sean importantes  los contenidos a desarrollar en relación a la educación para la salud, será  imprescindible tener en cuenta los procesos y experiencias de aprendizaje, sobre todo práctico, como las interacciones entre docentes y alumnos, pautas, actitudes y modos de comportarnos, pues son de donde ellos aprenden más.
   Debemos entender el currículum oculto, como las lecciones o aprendizajes que son incorporados por los estudiantes aunque dichos aspectos no figuren en el currículum oficial, según las circunstancias y las personas en contacto con los estudiantes dichos contenidos pueden o no, ser "enseñados" con intención expresa. Cualquier entorno, incluso actividades sociales y recreacionales tradicionales, pueden brindar aprendizajes no buscados ya que el aprendizaje se vincula no solo a las escuelas sino también a las experiencias por las que pasa una persona (sean estas escolares o no).
     Por otra parte, no debemos olvidar que la enseñanza no debe dejarse solo en la teoría sino practicarlo, para lo cual es necesesario actuar como modelos que actuen coherente y adecuadamente según lo que se quiere dar a conocer, es decir, enseñar con el ejemplo, sin mostrar ambigüedades o contradicciones.
     Por ello, debemos conscientizarnos de que nuestro reto y asumir nuestro papel como educadoras para lograr que los niños piensen positivamente sobre aspectos de la salud y modifiquen sus comportmientos dañinos por ellos mismos al darse cuenta que eso tiene sentido en su vida. Pero esto solo lo lograremos si aprovechamos cada oportunidad que se nos presente, para darles a conocer que es lo que queremos ofrecerles y nuestras expectativas sobre lo que esperamos de ellos, para que asuman su responsabilidad.
     Finalmente, nos queda buscar experiencias que vayan más allá de lo cotidiano y que proporcionen oportunidades estimulantes a los alumnos en distintas áreas donde se practique lo aprendido. Asimismo, no debemos olvidar que la buena educación de salud empieza desde nosotros mismos, pues nadie puede enseñar lo que no tiene ni crear el clima apropiado para la transmisión de aprendizajes significativos, con sentido y enfoque globalizador.

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